LAS CLOACAS DEL ADIF LAS CLOACAS DEL ADIF
El sulfuro de hidrógeno, también conocido como el “gas de las cloacas”, se caracteriza por su inconfundible olor a huevo podrido. En grandes concentraciones puede llegar a provocar la muerte. En los últimos meses en Adif han aparecido varios cadáveres. Y entre entierro y entierro, la empresa lleva más de un año dando tumbos como un zombi y desprendiendo olor a formol.
UNA EMPRESA PÚBLICA NO ES UN CORTIJO
Para trabajar en Adif se les pide a los y las aspirantes muchas horas de estudio y sacrificio. Se les exige en muchos casos pasar años de su vida lejos de sus familias, y un comportamiento ejemplar en su puesto de trabajo. Eso es para las personas trabajadoras. Para “cuñados, novias, hijes y sobris de” hay otro Adif. El de los puestos a dedo y el de las empresas de servicios que elaboran contratos imaginarios.
La consecuencia de desayunarnos día sí, día también, con titulares en prensa sobre presuntos delitos y tráficos de influencias, sumado al persistente goteo de informaciones sobre la mala calidad del servicio, es que se ensucia la imagen de un servicio público esencial como es el ferrocarril. Trasladar a la población que lo público es ineficiente y un lugar propicio para la corrupción no persigue otro objetivo que justificar la privatización.
CAMBIO GENERACIONAL
No hace mucho la expresidenta de Adif, ahora gran protagonista de las páginas de tribunales de los periódicos, nos invitaba a leer con detenimiento el Código Ético. Parece que lo hacía con la misma cara de cemento que ponen en las “no negociaciones” es@s directiv@s que quieren alargar su jubilación hasta los 68 años para seguir chupando del bote con sus altos emolumentos.
Adif necesitaba un relevo generacional en la plantilla, pero también urge una remodelación a gran escala de sus estructuras directivas, que llevan muchos (demasiados) años gestionando esta empresa como su cortijo. Hace años que en Adif la trasparencia brilla por su ausencia, tanto a la hora de trasladar información a los sinkdicatos (no solo a los afines) como a la de acceder a determinados puestos, donde los principios de igualdad, capacidad y mérito se desdibujan.
Llevamos casi un año y medio a vueltas con un convenio que tiene que dar respuesta a la nueva realidad laboral y a la nueva plantilla de Adif. Mientras, asistimos al obsceno espectáculo de ver cómo se usa el dinero público para pagar favores políticos y no para sufragar una ordenación profesional y un convenio ambicioso, a la altura de las gentes que componen el Adif bueno, las que se encargan de las infraestructuras y de l@s viajer@s.
 COMUNICADO Anexo
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